La historia de un pequeño pueblo pesquero transformado en destino Culinario

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El alma de Baja California es único no solamente en México sino en el mundo. Dile a cualquier viajero que eres de Baja California y verás cómo sus ojos se abren y les crece la sonrisa cuando te comienzan a preguntar por los “lugares secretos” de la Baja.

Primo Tapia, como todos los poblados del estado, tuvo unos comienzos humildes; arraigado en el trabajo duro y un gran sentido de comunidad. Las jornadas de trabajo eran largas; comenzando antes del amanecer y terminando cuando las estrellas encobijaban las noches.

Aprovechando las productivas aguas, los hombres trabajaban en el mar para dar sustento a sus familias mientras las mujeres aseguraban un hogar ordenado y feliz. Los días solamente se interrumpían cuando llegaba una combi o una “wagon” desbordando con tablas de surf. Los güeros no solo venían para aventurarse en las olas, sino que venían por la sencillez de la vida que se vivía y por la calidez que no podían encontrar al norte de la frontera.

Muchos de los veteranos de esta época cuentan cómo llegaban a ser recibidos como uno más de la familia; siendo invitados a compartir un lugar en la mesa. Mientras hoy ese pequeño pueblo ha crecido a ser una pequeña ciudad, el alma de ser el hogar fuera casa no se ha perdido.

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